Testimonios durante el confinamiento

Recursos de ayuda psicológica para afrontar el COVID-19

Frente a esta nueva situación que estamos viviendo a nivel mundial, y concretamente en nuestro entorno cercano, desde marzo de 2020, el apoyo a nuestros pacientes ha significado una adaptación y creatividad en la modalidad terapéutica. 

En primer lugar, como profesionales, hemos tenido que asimilar y asegurar nuestra salud, física y mental, para retomar nuestro rol de profesionales al servicio de personas vulnerables que enfrentan su problemática migratoria unida a la de la violencia. Manejar la incertidumbre laboral que se ha originado con la pandemia, fue de gran estrés, aparte del miedo a enfermar, pero la Dirección del Centro EXIL rápidamente transmitió a sus profesionales la seguridad de nuestra continuidad, dentro de lo posible. A partir de aquí, retomamos el apoyo a las personas usuarias a través de llamadas, video-llamadas y el correo electrónico. Adaptándonos a cada caso. Todas las personas sin excepción han agradecido el retomar el contacto a distancia y ese acompañamiento. Su demanda actual es semanal, quincenal o puntual dependiendo de cada persona.

Sentir ansiedad, irritabilidad, agitación, tristeza o ira, entre otras emociones, es normal frente a situaciones tan extremas como la que estamos atravesando con la pandemia por COVID-19 y la situación de confinamiento que supone. Estas sensaciones pueden asustar, pero se trata de reacciones normales frente a situaciones inusuales y de crisis grave que suponen afrontar niveles extremos de incertidumbre y estrés

Sentirse así en una circunstancia tan complicada como la que estamos viviendo es normal y esperable. De hecho, experimentar un cierto nivel de ansiedad es necesario para no bajar la guardia frente a, por ejemplo, las medidas de seguridad establecidas que debemos observar por el bien común. Aunque si estas emociones son muy intensas y/o duraderas es cuando el apoyo de profesionales es más necesario.

Las personas que atendemos tienen en común que, por su trayectoria de vida, han debido lidiar durante muchos años y en muchos contextos diferentes con la incertidumbre y la adversidad. Muchas de ellas adversidades traumáticas, lo cual indica que es un hecho o hechos que generan un estrés desmedido, que trasciende a las experiencias habituales, y que sobrepasan los recursos naturales de afrontamiento al dolor y al estrés. Estaríamos en estos momentos en una situación probable de originar estas reacciones. Sin embargo, muchas de nuestras personas usuarias se han ido fortaleciendo y sus procesos resilientes se reflejan en situaciones como ésta, demostrando más recursos de los imaginados.

Como ejemplo, el caso de una mujer de 45 años, chilena de origen, hija de exiliados chilenos en España (Madrid), que vivió la crisis migratoria y secuelas de la dictadura militar chilena de sus padres. Posteriormente, vivió cambios drásticos personales al irse al sur de Chile en la adultez, y luego la vuelta a España (Barcelona) recientemente. La he estado ayudando a lidiar con el estrés extremo acumulativo que traía de los últimos años y a encontrar formas constructivas de manejar la adversidad, desde noviembre de 2019.

En los últimos meses, el apoyo online incluye ejercicios de escritura terapéutica, de relajación, imaginería e indicaciones para mantener no sólo la mente sino el cuerpo activo. También pautas respecto a la crianza y relación con su hija.

Testimonio:

“Me llamo S.T., volví de Chile en el verano de 2019 tras haber pasado siete años allá. Soy chilena, hija de exiliados y me crié en España (Madrid). 

Contacté con la psicóloga Patricia de EXIL a mi vuelta porque necesitaba ayuda. Los años que pasé en el sur de Chile, donde nació mi hija, no fueron fáciles, ya que vivía principalmente en un entorno rural, sin vínculos afectivos cercanos y tenía una muy mala relación de pareja. Para ser más clara y aunque no me guste la palabra, mis padres y mi familia en general fuimos víctimas de la represión y yo, además, fui víctima de maltrato psicológico sostenido durante todo el tiempo que viví en el campo del padre de mi hija. También en algunas ocasiones sufrí maltrato físico.

Ese contexto terminó por generarme una gran pérdida de autoestima, inseguridad y miedo que se comenzó a manifestar en un trastorno de ansiedad generalizada hace ahora tres años. 

Llegué a España, sin saber si iba a poder quedarme aquí con mi hija, ya que no tenía ni el permiso paterno ni la certeza de que la mejor opción fuera quedarnos en Barcelona. Comencé mi terapia con Patricia en el mes de noviembre de 2019, ya sabiendo que nos instalaríamos aquí. (Yo tengo un piso familiar en Barcelona lo cual facilitó mi estancia). Además, había vivido en Barcelona varios años antes de irme a Chile). 

Su enfoque en un comienzo, fue hacerme comprender que había una justificación real tras mis síntomas de ansiedad y miedo y transmitirme su seguridad de que iba a mejorar. 

Luego más que trabajar sobre el trauma de las experiencias vividas en mi vida, nos hemos enfocado en los temas prácticos necesarios para salir adelante en esta nueva situación. Hemos conversado mucho sobre todos los factores que necesitamos para poder estar bien, la necesidad de un hogar, una rutina, de actividades positivas y una red de apoyo afectivo.

Mi hija de seis años, ha sido un foco principal de atención durante mi terapia, para intentar procurarle un entorno al que ella se pueda adaptar lo mejor posible y disfrutar de una infancia plena. Ella también ha recibido atención psicológica con una psicóloga infantil de EXIL, algo que gestionó Patricia en su momento y que estaba funcionando bien. Yo también he recibido y recibo atención del psiquiatra de EXIL y del trabajador social.

Durante seis semanas participé en una terapia grupal de mujeres víctimas de violencia, lo cual me sirvió principalmente para conocer las experiencias -algunas tremendamente duras- de mis compañeras latinoamericanas y así relativizar también lo vivido. Fue muy bueno hacerlo. Aprendí el valor de compartir los recursos ante la adversidad y la resiliencia colectiva.

En este tiempo, a pesar de que la ansiedad no parece disminuir totalmente y que continúa manifestándose en síntomas físicos como cefaleas tensionales que me dificultan bastante, creo que he hecho avances en cuanto a darle estructura a nuestra vida en esta nueva realidad. En estos meses he transformado un piso vacío en un sencillo pero bonito hogar para las dos, me he preocupado por nuestra alimentación, el ejercicio físico y las actividades que nos divierten, he logrado que nos sintamos protegidas y cómodas en nuestro barrio, mi hija ha disfrutado de su escuela y comenzaba a hacerse amigos, yo poco a poco he ido construyendo algunos lazos de amistades y me sentía casi preparada a moverme nuevamente en lo laboral. 

Por otra parte, he podido recibir al padre de mi hija en nuestra casa durante un tiempo, sintiéndome segura y sin miedo, capaz de hablarle claramente del daño que me causó nuestra relación y de expresarme sin tapujos para llegar a acuerdos que nos convengan a los tres, pensando sobretodo en el bienestar de la pequeña. Esto gracias a la terapia en que he conseguido fortalecerme y desculpabilizarme en gran medida.

En fin, parece que todo iba bien, a pesar de las cefaleas y demás, y de repente llegó la pandemia... Mi terapia con Patricia continúa de manera virtual con video-llamada y el foco ahora es buscar el mejor Plan B posible ante este nuevo escenario. Pero los que venimos de países sísmicos estamos acostumbrados a que nos tumben para luego levantarnos de nuevo...”.

Este testimonio refleja las capacidades y recursos resilientes de una mujer que, pese a los cambios, adversidades e incertidumbres durante su vida, es capaz de pedir ayuda y luchar por una mejor calidad de vida tanto para ella como para su hija. En las sesiones hemos puesto mucho el foco en su hija, y con un enfoque de género, para evitar o más bien, frenar o revertir la transmisión transgeneracional del trauma, gracias a que S.T tiene buenos recursos cognitivos para comprender este daño. Su desafío es seguir reforzándose a nivel emocional y ampliar su red social afectiva…cosa que va algo lenta debido al escenario COVID-19. Continuaremos prestando apoyo desde EXIL a S.T. y a su hija el tiempo que lo requiera.

 

Patricia Jirón Silva

Psicóloga del Centro EXIL

Barcelona, 18 de mayo de 2020.